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EL CATEQUISTA: VOCACIÓN Y MISIÓN
La catequesis es lo que es
el catequista. Es fruto de lo que el catequista vive y siente, de lo que cree y
de lo que ama, de lo que busca y de lo que en su actuación encuentra. La
catequesis es lo que bulle en la mente y en el corazón del catequista:
- Si vive ilusionado con su
fe, la catequesis es cauce de fe. , ;
- Si ha descubierto el amor
de Dios, es plataforma de amor.
- Si vive el mensaje de
Cristo, es comunicación de un anuncio de salvación.
- Si sabe que es miembro de
una comunidad de fe, construye la comunidad.
- Si se siente portador del
amor de Dios, es un regalo de amor del Señor.
- Si sabe vivir la
esperanza, es un camino hacia el encuentro con Dios
- Si se halla dentro del
Reino de Dios, la catequesis es ya el Reino de Dios.
1. SERVIDOR DE
La palabra es el modo habitual de entrar
en comunicación con los demás. Nada hay más personal que la palabra ya que
ésta, si es sincera, expresa lo que hay en nosotros.
Por esta razón, ante una
palabra profundamente escuchada, nunca queda nadie indiferente: se la acoge o
se la rechaza, se la goza o se la teme, se la espera o se la rehuye. La palabra suscita experiencias de cercanía,
reacciones de gozo o de tristeza. La palabra deja una huella en los demás.
Desde el momento en que el
Señor llama a alguien a hacerse catequista, le lleva a ser portador de su
palabra ante los hombres. Al igual que los profetas, es servidor de la palabra.
Aun conservando toda su carga humana, una nueva riqueza le llega. Es la riqueza
de la palabra recibida que ha de llevar a los demás como medio y palanca para
que consigan la salvación.
Dios asocia su Palabra a la del catequista. Se sirve de ella para comunicarse
con los hombres de hoy, con la fuerza y eficacia que le es propia. En sus limitaciones
y sus rasgos humanos se esconde el mismo Dios y por medio de sus elegidos hace
llegar la vida a los que El ama.
A los catequistas les dice
Jesús palabras que deben recordar con frecuencia, pues definen evangélicamente lo que son ante el que los envía y ante
los receptores de sus mensajes:
- "Quien a vosotros escucha a mí me
escucha". (Luc. 10. 16)
- "Como el Padre me ha enviado, así yo
os envío". (Jn. 20. 21)
- “Dad gratuitamente lo que
gratuitamente habéis recibido”. (Mt. 10.8)
Por eso el catequista debe preguntarse con frecuencia:
¿Cómo soy servidor fiel de la palabra?
¿Cuáles son los rasgos más significativos que me configuran? ¿En dónde se apoya
la grandeza de mi calidad de mensajero divino?
2. EL CATEQUISTA, DISCÍPULO DE JESÚS
El Catequista es un discípulo convencido de
Jesús, que quiere hacer llegar su mensaje a todos los que encuentra en su
camino, de modo especial a aquellos con quienes establece un compromiso de amor
y de fe.
- Transmite su fe con obras y palabras. Pablo VI dice en
De manera callada o a
grandes gritos, pero siempre con fuerza, se nos pregunta: ¿creéis verdaderamente
en lo que anunciáis? ¿Predicáis verdaderamente lo que vivís? Hoy más que nunca, el testimonio de la vida
se ha convertido en una condición esencial con vistas a una eficacia real de la
nueva evangelización". (Evangelii Nuntiandi, 46 y 76)
El catequista, como dicen los
Obispos españoles, tiene que ser consciente de su misión de educador de la fe.
Tiene que entregarse con ilusión y responsabilidad a su misión sagrada.
"El catequista, dotado del carisma del maestro, aparece como el educar
básico de la fe". (El catequista
y su formación, 31)
Es importante que el
catequista tenga conciencia de esta función, de esta misión, pues sólo desde el
entusiasmo se trasmite a los demás la alegría del mensaje recibido y la
sorpresa de la buena noticia que es el anuncio de la salvación, del amor del
Señor
EL CATEQUISTA ENVIADO A HACER DISCÍPULOS
El catequista debe ser
consciente de que es un elegido y un enviado del mismo Jesús. En la doble dimensión
de predilecto divino y de responsable de un ministerio al servicio de los
hombres, el catequista tiene que hacerse consciente de su identidad de “llamado
por Dios”.
- Es elegido y por lo tanto tiene una
vocación singular. Jesús es claro: "No sois
vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os ha elegido a vosotros".
(Jn. 15. 16).
Ser catequista es una
vocación de entrega y sacrificio. La experiencia del profeta Jeremías es
reveladora:
"Recibí esta palabra del Señor:
Antes de formarte en el vientre, te escogí,
antes
de que salieras del seno materno, te consagré,
te
nombré profeta de los gentiles..." (Jer.
1. 5-9)
- Es enviado a los hombres para anunciarles
la salvación
También Jesús es explícito: "Se me ha dado toda potestad en el
cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos
míos por todas las naciones de la tierra, bautizándolos en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he
mandado. Mirad que yo me quedaré con vosotros hasta la consumación de los
siglos". (Mt. 28. 20)
Por lo tanto, el catequista
es y tiene que sentirse partícipe y colaborador de la misión de Jesús, a lo largo del tiempo y a lo ancho de toda la
tierra.
- Participa en la misión de Jesús, que
sigue actuando por su medio.
-
Anuncia el Evangelio por todas las partes, por que el Señor lo mandó.
- Se siente movido por el Espíritu de Jesús y
no por el propio.
-
Descubre a los hermanos como amados por el mismo Dios.
-
Siente que actúa como mediador o sacramento en medio de los elegidos.
Pablo VI decía en su exhortación: "El
Espíritu Santo es el agente principal de la e vangelización,
el maestro interior que explica a tos fíeles el sentido profundo de las
enseñanzas de Jesús y de su misterio". (Evangelii
Nuntiandi, 75)
EL CATEQUISTA ACTÚA
DENTRO DE
El catequista no sólo
realiza su tarea en nombre de Dios y ofrece sus servicios a los hombres movidos
por su amor al Señor y por la inspiración que siente en lo profundo de su mente
y de su corazón. Se siente y se sabe miembro de
- No sólo actúa, sino que anuncia el mensaje en
nombre de
- Se
siente enviado por una comunidad de hermanos para hacer a los demás participantes de
la riqueza de familia, que proviene de Jesús. Por eso mira con amor fraterno a
todos los hombres, en especial a quienes con el comparten la búsqueda y la
clarificación. Y mira con amor crítico a los pastores de
- Se
sabe servidor de los hombres creyentes, que deben clarificar su fe y su amor y para
ellos actúa como estímulo e intermediario, como ayuda y colaboración, como
camino y como aliento.
Abierto
a los problemas del hombre de nuestro tiempo y de nuestra sociedad, así como a
la persona del catequizando a quien sirve, se siente con entusiasmo al servicio
de
La importancia de su tarea
Está
en función de la misión evangelizadora que desempeña en
Por eso el catequista sabe, o debe saber:
* Su misión es actuar en
nombre de Jesús y de su Iglesia.
* Su labor es transmitir la verdad
divina, no su propia verdad.
* Su objetivo es sembrar una vida
conforme al estilo del Evangelio.
* Su medio es hacer vivir la experiencia
religiosa cristiana.
* Su ambiente es el de sus catequizandos,
que son sus
hermanos en la fe y en el amor al Señor.
3. COMPROMISOS DE FORMACIÓN DEL CATEQUISTA
Su vocación, su identidad,
su misión, reclaman del catequista entrar en un camino de formación que le
sitúa ante tres frentes:
* Vivencia y conocimiento de
la fe, para poder transmitirla a los demás hombres con la firme persuasión de
que se trata de un regalo divino.
* Integración y
conocimiento de la realidad y del misterio que anuncia a los catequizandos,
entendiendo que no es un fon propio, sino recibido de Dios.
* Capacitación en los lenguajes de los
hombres, para hacerse entender por todos los oyentes.
Si tal es la dignidad del catequista, necesita cualidades y valores. Unos son naturales y otros son conquistas personales que reclaman tiempo, entrega y voluntad. No todos valen para ello, a menos que se preparen y desarrollen las cualidades ministeriales que se precisan
Profesiograma catequístico
Se necesitan todos los rasgos posibles para
cumplir con la misión. Pero algunos pueden darnos la pista para un correcto profesiograma catequístico.
Los personales son los que desarrollan y
consolidad la conciencia de la propia dignidad. Términos como dominio, serenidad,
sensibilidad, austeridad, libertad, optimismo, sensibilidad espiritual y sobre
todo fe, esperanza y caridad resultan necesarios.
Los sociales hacen fáciles las relaciones
con los demás: las verticales de dependencia misional, las horizontales de
solidaridad y convivencia Términos como amabilidad, comprensión, respeto,
ejemplaridad, pluralismo, ciencia, sobre todo sencillez, capacidad de diálogo y
cordialidad abren el espíritu a la comunicación.
- Los eclesiales son los que hacen al catequista miembro activo y generoso de
la comunidad de los creyentes. Sus cualidades de disponibilidad, responsabilidad,
piedad, ortodoxia, fidelidad, obediencia, sentido de sacrificio, entrega y
dedicación, apertura y sobre todo celo, sinceridad y abnegación hacen posible
su labor santificadora.
- Como educador de la fe y animador, los pedagógicos son las
cualidades que aprecian quienes con él se relacionan: autoridad, prudencia,
confianza, fortaleza, interés, competencia, previsión, sobre todo amabilidad,
adaptación y paciencia.
- Y
puesto que trata con sujetos que le necesitan y a los cuales les debe animar e
iluminar, las "habilidades psicológicas" al estilo de la agilidad
mental, el optimismo, la comprensión, la cercanía, la apertura, la sencillez,
el altruismo, el equilibrio y la ejemplaridad, sobre todo la paz, le darán lo
que precisa para que su acción sea permanentemente beneficiosa.
- Algunos catequistas pueden
desanimarse al pensar que tantas cualidades son inalcanzables a la vez. Lo curioso
y lo misterioso de las cualidades profesionales es que, cuando se cultiva una
cualquiera, todas las demás se acrecientan. Y cuando alguna falla en lo
esencial, todas las demás se resienten. Esa simbiosis de rasgos profesionales
aparentemente es desconcertante; pero, a la larga, se vuelve consoladora.
Formación del catequista
Si
precisa muchas cualidades para el ejercicio de su "profesión", de su
profetismo, de su vocación, el catequista debe prepararse y formarse
continuamente. La grandeza de su identidad, de su misión, reclama esfuerzos de
preparación.
El camino de su formación reclama su atención en tres frentes principales:
- Profundidad
en el mensaje. Y eso supone vivencia y no sólo ciencia; conciencia y no sólo
inteligencia; y fe en lo que se anuncia, para poder transmitirla a los demás
hombres.
- También descubrimiento profundo
del destinatario del mensaje: aprecio de sus rasgos humano, sensibilidad ante
sus circunstancias, comprensión del medio terreno, ayuda en sus procesos de cambio
y crecimiento natural y sobrenatural.
- Destreza en los lenguajes. Mensaje y
personaje exigen hondura, control, oportunidad en los lenguajes: los estilos
de
- Con esta triple acción, al catequista le
resulta fácil promover la conciencia de la misión, la sensibilidad ante el
envío que hace
Proyección
y actuación.
El catequista debe vivir, como todo educador, para el mañana y no sólo para el
presente. El educador insconscientemente actúa
mirando al porvenir que espera al alumno que actualmente tiene ante sus ojos.
Es el hombre del mañana, el profesional, la persona formada la que condiciona
su conducta.
Algo similar debe latir en el corazón del profesional de la
catequesis, que otea el porvenir personal y eclesial.
Su misión es disponer la mente y el corazón del catequizando para
que llegue a ser persona de fe, hombre de esperanza, miembro de una comunidad
de amor. Esa misión exige ante todo fe y esperanza. Con la primera cree lo que
no ve; con la segunda se espera en Alguien por el que se trabaja.
Por eso no basta que el presente le sonría. Es preciso que el
porvenir le inquiete. El afán por el mañana es compatible con la confianza de
que Cristo, verdadero artífice del crecimiento y de la vida del espíritu,
actuará desde la base de lo que él realiza. Por eso la proyección catequística
es vital en la buena comprensión de la tarea catequística. La acción cotidiana
de la educación de la fe supone fidelidad ante sí, eficacia ante los catequizandos y seguridad ante
1. Ante sí mismo.
El catequista debe cultivar la serenidad y tener la conciencia tranquila si cumple
con su deber. El es sembrador y las semillas tardan un tiempo en dar frutos.
Los frutos no existen si las semillas no se siembran, o son escasos si la
tierra no se prepara.
El catequista necesita proyectarse con paciencia, esforzarse con
tranquilidad, inquietarse de forma tranquila y soñar bajo el paraguas protector
de Dios.
2. Ante los catequizandos.
El
catequista debe acostumbrarse a elevar los ojos cronológicamente y comprender
que tiene delante futuros adultos, profesionales honestos, padres y madre de
familia responsables, artífices de una humanidad mejor.
En
esos futuros protagonistas de la vida es donde él siembra el Reino de Dios, que
es como "agua que salta hasta la vida
eterna" (Jn. 4. 13) y no solo quita
la sed del momento.
El que sólo ve niños no tiene ojos de catequista, aunque los tenga de poeta, de
artista, de sociólogo o de psicólogo.
3. Ante
Ante la comunidad enviada por Jesús para "ir por el mundo y anunciar el Evangelio a todos los hombres"
(Mc. 16. 15), el catequista debe sentirse llamado a
colaborar en la tarea escatológica que ese mandato misional implica. Es decir,
debe sentirse navegante en la barca que boga hacia un destino siempre mar
adentro (Lc. 5.3.); y debe sentirse caminante que un
día volverá lleno de gozo diciendo al mismo Jesús: "Hasta los demonios se nos someten en tu nombre."
(Lc. 10.17)
Estos planteamientos pueden resultar
piadosas consideraciones, pero de verdad son algo más. Son fundamentos de la
catequesis que sintetizan necesidades espirituales básicas: optimismo
profesional, seguridad en el futuro, confianza en Dios, amor a
TEMA DE REFLEXION PARA CATEQUISTAS
Por
todo lo dicho, es importante que el
catequista tenga claro lo que es y lo significa en
VOCABULARIO FUNDAMENTAL
Determinados conceptos deben estar claros en
su mente:
Vocación: Llamada divina a una misión o a la entrega a un tipo de vida por Dios
querido y entendido como tal quien lo recibe.
Respuesta
fiel: Generosa
disposición de quien se siente llamado para esa misión y entrega a ella con
todas sus consecuencias.
Misión:
Envío que hace
Ministerio
o Servicio eclesial: Trabajo, tarea, y ocupación que se
hace bajo la
llamada divina hechos con la ciencia de que
se responde a Dios.
Discípulo de Jesús: El que sigue el mensaje, el estilo y
las pautas del Evangelio, y lo hace su propio programa de vida.
Comunidad eclesial.
Compromiso apostólico: Todo lo que se hace bajo inspiración
divina para que el Reino de Dios se
extiende en el mundo.
Para
nuestras notas personales sobre el tema: ideas,
reflexiones, interrogantes, aportaciones que podemos hacer a los otros
con nuestros recursos e ideas..., procuremos tomar daros
por escrito. Nos ayudan a pensar y a sintetizar.
CUESTIONES PARA PLANTEARNOS
Nos
interesa reflexionar a fondo sobre nuestra misión y nuestra identidad de
catequistas, de lo que pensamos de nuestra misión dependerá en gran parte el
modo como la realicemos ante nuestra conciencia y ante nuestros mismos catequizandos.
Unas cuantas preguntas pueden
ayudarnos a pensar:
* ¿Qué rasgos del
catequista auténtico estamos decididos a cultivar?
* Personalmente, en
cuanto llamados en conciencia...
* Como grupo de
catequistas que trabajamos de forma solidaria...
* ¿Qué medios
proponemos como adecuados para nuestra formación?
¿Por cuál de ellos comenzamos?¿Quién nos puede
ayudar?
* ¿Con qué actitudes vivimos
el servicio o ministerio de
Podemos de verdad hacernos conscientes de
algunos hechos:
- Muchos catequistas, en nuestro
entorno, actúan bien como tales, pero son poco conscientes de su vocación, de
su identidad, de su misión
-
Hay gran peligro de tomar la acción catequística como un entretenimiento;
piadoso, más que como una auténtica responsabilidad cristiana.
- En nuestras parroquias se cultiva la
vocación catequística mucho en el plano individual, pero poco en el sentido
solidario y comunitario, que reclama un buen servicio eclesial y ministerial.
¿Son verdaderas estás tres afirmaciones?
¿Estamos convencidos de que ser buen
catequista supone cultivo y formación...? entregarse a la catequesis supone auténtico
espíritu de servicio...? la vocación catequística requiere agradecimiento pues
es un don de Dios...?
HOJA DE PREGUNTAS Y
RESPUESTAS
Se presenta en una hoja
escrita en cada encuentro
1. ¿Cuál es la cualidad que más se debe valorar en el catequista? ¿Podrías hacer un breve comentario a la luz de lo leído en el
tema? |
2. ¿Haría un plan ideal, en pocas líneas, del valor del catequista? ¿Trazarías un profesiograma, un mapa,
de los diez principales rasgos? |
3. ¿Qué aconsejarías en tu parroquia para lograr una buena
formación Para un catequista de parroquia o de grupo cristiano? |
Tus opiniones sobre el tema (Puedes escribir en el dorso)