02 QUE ES CATEQUIZAR
La
catequesis es un "ministerio de
1.
Definiciones de
Definir la catequesis no es tarea sencilla, como no lo es definir otras
realidades religiosas: fe, oración, moral, conciencia, sacramento, liturgia,
etc. Es más fácil describir, comentar y comparar que definir. Pero es bueno
hacer un intento
Juan XXIII
Juan XXIII la definió como "Enseñanza
ordenada y sistemática de la doctrina cristiana revelada por Dios y transmitida
por
Los elementos de esta definición van a ser claves en la comprensión y clarificación
del concepto de catequesis.
- Se
resalta la dimensión intelectual de "enseñanza" y por lo tanto su
carga de instrucción y de formación.
- Se
recoge la doble realidad del orden y de la sistematización en esa enseñanza y
se alude a lo que diferencia la catequesis de otros ministerios de
- Se precisa el objeto de la catequesis que es
la "doctrina" de Cristo, no las opiniones teológicas o los consejos
ascéticos, sino aquello que es obligado creer.
- Y se clarifica que esa doctrina tiene la doble cualidad de ser
"revelada" y de ser "transmitida" por
- Se pone de manifiesto la finalidad
que motiva la transmisión, que es doble: conocer la doctrina y vivir según sus
consecuencias.
- Y se alude a la progresión, es decir a la
intención de hacerlo "cada vez más profunda y vitalmente".
Pocas definiciones o frases aclaratorias se han pronunciado por parte de la
autoridad eclesial con tanta precisión, estructuración y clarificación como
ésta.
Y con ser clara y sugestiva, no deja
claramente resaltados otros aspectos necesarios: sujeto, ámbito, método, condiciones
Otras
definiciones
Pueden ser de muy diversos estilos, alcances y configuración intelectual. El
"Directorio general para la catequesis"
reconoce que "la concepción que se tenga
de la catequesis condiciona profundamente la selección y organización de
contenidos (cognoscitivos, experienciales, comportamentales), precisa sus destinatarios y define la
pedagogía que se requiere para la consecución de los contenidos"
(Nº 35).
- El
"Directorio internacional de pastoral catequética", de 1971, la definía como "La acción eclesial que conduce a las
comunidades y a los cristianos en particular a la maduración de la fe".
Es el segundo ministerio de
-
- Y el
"Directorio General"
de 1997, que pluraliza y diversifica los conceptos y las interpretaciones,
entre las muchas ideas definitorias que presenta, la entiende como "la acción que promueve y hace madurar la conversión
inicial, educando en la fe del convertido incorporándolo a la comunidad de fe"
(Nº 61)
- Los viejos catequistas la miraban en su dimensión más intelectual. Daniel
Llorente decía: "Es la enseñanza
metódica y educación religiosa de los niños y jóvenes y de las personas adultas
poco instruidas en la religión." (Tratado dePed.
Cateq. Lecc. 1)
- Pío X la concebía en forma moral como "acción de comparar lo que Dios manda obrar y lo que los hombres hacen,
de modo que, con el ejemplo de
- Y Juan Pablo II la entiende EN 1979 como
"La educación de la fe de los niños, jóvenes
y adultos en la doctrina orgánica y sistemática para lograr la plenitud de la
vida cristiana". (Catech. Tradendae 18).
- Los Obispos suramericanos la socializaban y decían en 1968 en Medellín:
"Es la acción por la cual un grupo
humano interpreta su situación, la vive y la expresa a la luz del
Evangelio." (Renov. De la Catequesis)
Y también
los Obispos de Latinoamérica, cuarenta años después, dentro de su visión un
tanto clerical de
Entre las definiciones más intelectuales
y las más morales, las que hacen referencia a la comunidad en que el creyente
se integra y las que presuponen una dimensión más de fe, la variedad es grande.
Incluso se puede decir que no es posible una definición entitativa, aunque se
hayan formulado muchas descriptivas y fenomenológicas, puesto que decir lo que
es resalta abstracto y describir lo que se hace es más cómodo.
2.
Rasgos esenciales
Con todo interesa aclarar la identidad de la catequesis, pues de ello depende
el que se pueda clarificar la identidad del catequista, del acto o proceso
catequístico y de la perspectiva en la que se sitúe el concepto de
catequizando.
Hay aspectos o elementos en el concepto de catequesis que deben ser resaltados
y en los que todos llegan a una concordancia, sobre todo si se la mira como
labor primordial en
Pablo VI dijo: "Evangelizar constituye
la dicha y vocación de
La
catequesis se presenta como singular ministerio de
socializadora.
Los rasgos comunes a
toda acción evangelizadora quedan recogidos por Pablo VI de manera sugestiva:
"Es
un proceso complejo, con elementos variados:
- renovación de la humanidad....
- testimonio, anuncio explícito...
- adhesión del corazón...
- entrada en la comunidad
- acogida de los signos...
- iniciativas de apostolado...
(Evangelii Nuntiandi,
Nº 24)
Los Obispos Españoles, también se
hicieron eco de esos signos claros:
"Se entiende, pues, por evangelización el
proceso total, mediante el cual
-
anuncia al mundo el Evangelio del Reino de Dios...
- da
testimonio ante los hombres de nueva manera de ser y vivir...
-
educa en la fe a los que se convierte a El y viven según su espíritu...
-
celebra (mediante los sacramentos en comunidad) la presencia del Señor Jesús y
el don del Espíritu...
-
impregna y transforma con toda su fuerza el orden temporal".
(Catequesis de
Uno y otro documento hablan de evangelización como de un proceso e
introducen en esa acción la catequesis como una forma selecta que sigue
cronológicamente al primer anuncio.
Los rasgos peculiares y
específicos de la acción catequética son más iluminadores,
precisos y exigentes.
Dimensión misionera.
Es la proyección, la apertura al misterio cristiano de la persona libre,
infantil o adulta, al resultar formada, consolidada y comprometida. Se entiende
como "anuncio misionero", el cual representa el primer paso de un
camino, la llamada inicial a una vida, la proclamación alegre de una novedad,
el ofrecimiento gratuito del mensaje de Cristo cuando se ha comprendido su
valor.
La necesidad de anunciar el misterio de Jesús se encuentra, pues,
en el corazón de
Cuando este anuncio provoca en quien lo recibe un deseo de conocer a Jesús y de
seguirle, la personas así "convertida" es creyente. Y cuando se
siente la necesidad de compartirlo con los demás, entonces la persona se hace
apóstol. A partir de esa fe proyectiva, comienza la madurez cristiana.
Variedad
y analogía
La catequesis puede orientarse de variadas formas según la situación de los
catequizandos. No se
entiende la catequesis como algo compacto, unívoco siempre equivalente, pues
los destinatarios de la misma pueden moverse en diversidad de situaciones.
- Unas veces la "labor catequística" es roturar la tierra,
pues los destinatarios, aunque bautizados, apenas si tienen ingredientes cristianos
en sus vidas. Puede deberse a ignorancia, al vicio, al abandono o a la simple
indiferencia que impide una situación de partida propia del creyente.
Acontece así en ambientes indiferentes y poco religiosos, en los que lo cristiano
se halla oculto por la indiferencia social. Se precisa allí una catequesis de
novedad, de primer anuncio. La labor educativa se mueve en la frontera de la
evangelización.
- Otras veces la "acción" exige colaborar con los diversos agentes
que aportan nuevas semillas en la vida de los destinatarios, y se entrelazan
las acciones de diversos agentes: familias, parroquias, escuela y el entorno
social. Entonces la catequesis es de
construcción, de progreso y edificación. Con más o menos coordinación los
sujetos reciben aportaciones de variadas fuentes.
- En ocasiones hay que formular la catequesis de forma recuperadora, pues los
"potenciales catequizandos" se han alejado
de la fe o de la virtud, aunque conservan algunos rescoldos cristianos.
Cuando se trata de desenterrar valores que existieron y los vicios
o el error destruyeron, la catequesis se puede llamar de "restauración".
Es el caso de la "reeducación cristiana" de los alejados por la
herejía o el vicio, de los que han sido víctimas de corrupción moral o
ideológica, de los alejados de la fe cristiana o de las virtudes básicas. Todos
ellos necesitan algo más que un maquillaje espiritual. Necesitan una curación.
Sintonía vital y mental.
Toda catequesis implica no sólo sintonía sino también sincronía de lo vital y
de lo mental. Sintonía equivale a coherencia y concordancia en los tonos, formas
e intensidades. Y sincronía alude a los tiempos, ritmos y procesos.
La catequesis tendrá siempre que cuidar la dimensión de instrucción y de formación,
pues conduce por su naturaleza a conocer cada vez mejor el mensaje evangélico.
Pero implica la dimensión vivencial: la que conduce a
asimilarlo, a convertirlo en vida el mismo tiempo que se conoce y en proporción
a la intensidad del conocimiento.
Precisamente este es un rasgo significativo en la tarea
catequística. Si se desajusta la armonía, se anula la eficacia catequística: o
se vive lo que no se conoce y se cae en el ritualismo; o no se vive lo que ya
se conoce y se incurre en el hedonismo y en el indiferentismo.
Resonancia
personal
La catequesis requiere claro y decidido sentido de acercamiento individual. En
la medida en que atiende a las personas, y no sólo a los grupos, es catequesis
cristiana, viva, dinámica, comprometedora. Es peligroso hablar de catequesis a
la medida de cada uno. Pero más nocivo es hacer una catequesis impersonal,
ritualista, de cristiandad sociológica más que de cristianismo personal.
Lo catequístico tiene como objetivo la educación de la fe. Y el concepto
"fe" como el concepto "educación" no son asumibles sin la referencia personal en el contexto de la
fe eclesial. En esa dimensión personalista es donde reside su riqueza espiritual
y lo que diferencia la catequesis de otros conceptos cercanos como son
"instrucción, adoctrinamiento, inculturación,
cristianización", etc.
Por eso en catequesis es decisivo el trato personal, el acercamiento, el encuentro
con el creyente que madura. Se debe este criterio a la certeza de que Dios ama
a cada hombre individualmente y de que lo primero que debe importar al educador
de la fe es la identidad y la situación de cada persona.
Sin sentido personal, el amor evangélico no puede entenderse y
desde luego no puede ponerse en funcionamiento. Toda catequesis es eclesial por
su naturaleza. Pero
3. Catequesis como proceso
Los rasgos y condiciones apuntadas hacen pensar en que la catequesis como tal
es un proceso seguido durante un tiempo largo. No es acción fragmentaria y
coyuntural. Es como un camino, no como un encuentro o una circunstancia. Implica
un tiempo largo, con etapas graduadas, con diversidad de ritmo, incluso con
desigualdad de resultados personales. Por eso la catequesis debe ser entendida
como una ruta con señales, como una sucesión de momentos que se van superando.
- Un cristiano, un catequista, un creyente, no se hacen "en
un día". La pedagogía de Dios enseña que es mejor avanzar poco a poco, con
paciencia. Y la pedagogía del mensajero de Dios como es el catequista debe
acomodarse a esas formas divinas. La idea de itinerario está en la entraña de
la catequesis cristiana.
- El comienzo del camino implica interés, curiosidad de lo que se
va a encontrar, a veces la sorpresa de lo nuevo. El final del itinerario es el
encuentro con Cristo, es la satisfacción de la conquista. Es la forma ordinaria
que tiene de desenvolverse la semilla, la palabra, la luz, la verdad, la
posesión del mensaje.
Es interesante confrontar que no otro es el procedimiento de Jesús según los
relatos evangélicos. Así aparece en muchas parábolas, discursos, milagros y
gestos, enseñanzas a los discípulos.
Sucesión de momentos
La formación de la fe se desarrolla en pasos, en etapas. Cada momento se apoya
en el anterior. De la solidez de uno depende la eficacia del siguiente y la
consistencia del conjunto.
La pedagogía catequética
debe apoyarse en la realidad de ese proceso y presentarse como acompañamiento
del mismo. Pero deben entender los que la cultivan que no se trata sólo un
proceso humano y psicológico, sino que es está relacionado con el don divino,
pues no es la cultura ni la religiosidad su centro de atención, sino la fe que
es algo misterioso e interior, pero también evolutivo.
Por eso la catequesis asume la historicidad del hombre, su ritmo, su creatividad
y su compromiso.
Habitualmente la idea de catequesis se vincula con los estadios
iniciales del camino. Los mismos Obispos españoles la definen a veces desde una
óptica meramente inicial, por ejemplo en su Documento sobre Catequesis de
Pero la instrucción y la formación religiosa no es labor exclusiva de los primeros
estadios de la vida sino de toda la existencia. Con frecuencia se disimula la
acción educativa con otros términos, ya que el de catequesis evoca connotaciones
de inmadurez religiosa.
El cristiano debe seguir siempre profundizando su fe con itinerarios culturales
y vivenciales cada vez más exigentes y
comprometedores del proceso de educación de la fe, la catequesis no termina
nunca. Pero en cuanto acto concreto y temporal que se diseña y realiza para
conseguir un objetivo, la catequesis puede describirse de forma más precisiva.
- Un
plan o acción catequística tiene un principio y un fin. Dura un tiempo. Se caracteriza
por una sistematización.
-
Persigue la consecución de un plan o programa que, incluso, puede ser sometido
a criterios de evaluación objetiva.
- Requiere una metodología inspirada en
estilos del Catecumenado bautismal.
- Supone,
en consecuencia, una iniciación en el Misterio cristiano, pero también un
perfeccionamiento: experiencia de vida evangélica, encuentro de oración,
celebración litúrgica. Incluso conduce a una maduración: fomenta algún tipo de
compromiso apostólico en referencia a la comunidad creyente.
- La cumbre del proceso culmina con el
gozo del descubrimiento de Jesús y de su mensaje. Y encontrar a Jesús es de
nuevo comenzar a desear acercarse más a El y profundizar su mensaje sin cesar.
Por eso, con Juan Pablo II, hay que reconocer
que "
Exigencias del proceso
El proceso catequético tiene sus peculiares
exigencias. Si se tienen en cuenta, se asegura la bondad del camino.
- Exige previsiones, "proyectos organizados y
sistemáticos", preparados con seriedad y creatividad, con objetivos
claros, con etapas previstas, con dinámicas coordinadas. En catequesis hay que
planificar, programar, tener claros los objetivos, graduar los contenidos,
adaptar los instrumentos de trabajo, respetar los estadios evolutivos.
Entonces la catequesis resulta eficaz.
- Quienes se mueven en este sentido de maduración progresiva,
de crecimiento espiritual, son los que pueden llegar a entender lo que es la
fecundidad en
Los que creen que por ser capaces de memorizar una fórmula
ya pueden transmitir vida a los demás, no pueden hacer labor de catequistas.
- Multitud de campos o aspectos demandan
la aplicación de las leyes del crecimiento intelectual y espiritual: liturgia y
oración, dogma y moral, historia eclesial y relaciones interpersonales,
servicios de caridad y experiencias espirituales.
Entre las principales exigencias del proceso podemos recordar
algunas
- Su carácter temporal. Hay un principio y hay un final. Hay que disponer el
primero y hay que prevenir el segundo.
- Su armonía constitutiva. Garantizar la realización acertada de
cada momento es asegurar la bondad de la totalidad.
- Su singularidad. Cada caminante es diferente de los demás. Cada
catequizando dispone de una singularidad que debe ser conocida, respetada,
compartida, alentada y conjuntada con los otros.
- Acompañamiento singular. El catequista debe sentirse como
cómplice y protagonista en el camino hacia el Señor de cada uno de los suyos.
Debe saber quién es el compañero y qué necesidades tiene. Sólo así podrá
llevarle a una fe auténtica: personal y comunitaria, individual y eclesial.
Etapas del proceso
Las clasificaciones y distribuciones del proceso catequístico pueden ser muchas,
tantas casi como catequistas o sistemas existan y como catequizandos
las desarrollan a lo largo un "período" catequístico.
Pero es bueno recordar lo que es natural: lo que en todo proceso
de signo moral o espiritual acontece. Hay momentos de iniciación, los
incipientes. Hay momentos de desarrollo, los proficientes; y hay estadios
finales o de culminación, los concluyentes, los de perfección.
En los tratados de catequética se suelen
diferenciar en cinco momentos significativos los procesos de alguna manera
incipientes de la catequesis:
I. El despertar religioso: supone la iniciación en la fe (
II. La primera comprensión (
III.
Infancia adulta (
IV. Axiológica. (12-15 años). Exige una catequesis paciente,
dialogante y personal. La preadolescencia es intimista, sensible, apta ante los
valores, ansiosa de afianzarse a sí mismo ante los demás. Tiempo de intimidad,
de conciencia, de sensibilidad ética y responsabilidad. Momento de crisis de
identidad tanto pubertaria como convivencial.
El chico y la chica se distancian madurativamente.
V. Adolescente y autónoma (15-18 años), en el comienzo de una adultez insegura,
pero independiente. Es tiempo de catequesis dinámica, apostólica, pastoral. Las
opciones religiosas de la vida anterior proporcionan apertura o clausura,
creencia o incredulidad juveniles.
Las etapas posteriores, las de proficientes y las de culminación,
las de la madurez y las de la tercera edad, pueden también presentarse en
múltiples categorías, estadios o clasificaciones. Pero todas tienen que ver con
los procesos de iniciación de la infancia y de la juventud
4. Leyes de la catequesis
Si la catequesis es acción continuada y compromiso eclesial que reclama profunda
reflexión, atención y discernimiento, no podemos olvidar los grandes criterios
o leyes que deben regirla.
Teniendo claros los criterios, el camino se sigue con serenidad, seguridad,
armonía y con fundamentación. Sin criterios los caminantes
van a la deriva y confían al azar los resultados y los beneficios.
Por eso podemos aludir a diversos criterios o referencias que
diluciden lo que realmente es la catequesis cristiana y ofrezcan señales de
alarma cuando no se cubren suficientemente en el esfuerzo por conseguir su
realización.
1. Cristocéntricas
La catequesis se debe regir por la
persona, el mensaje y el misterio del mismo Jesús. Sin una referencia cristocéntrica muy clara y decisiva no habrá autenticidad
catequística.
No bastan las referencias
evangélicas y las alusiones proféticas para asegurar el cristocentrismo.
El Evangelio tiene ejes radicales que son los que verdaderamente definen la
presencia misteriosa del Señor: caridad fraterna, confianza en
El cristocentrismo
evangélico es el eje central de cualquier mapa de leyes teológicas a las que
podamos aludir: sentido de la paternidad divina, acogida de la acción del
Espíritu Santo, disposición a la conversión, cultivo de la esperanza
escatológica.
Eclesiales
Cristo quiso una comunidad en la cual El prometió mantenerse presente hasta la
consumación de los siglos.
Al hablar de leyes eclesiales se alude a la
comunidad y a la fraternidad, pero también a la jerarquía y la magisterio, a la
catolicidad y a la unidad, a la misión y a los sacramentos, a la plegaria y al
servicio, a la apostolicidad y a la santidad, que todo ello contiene la idea de
Iglesia.
No hay que reducir el
proceso catequético a la sola integración en la comunidad
creyente. Hay que descubrir el aspecto vital y vocacional de esa comunidad.
Pero no puede darse formación auténtica al margen de la comunidad.
La
catequesis verdadera exige miradas de amor y claridad a
El
proceso catequético de los niños y jóvenes hay que
situarlo siempre en estas coordenadas. Situarse fuera de ellas es disgregarse.
Y ello conduce a la desorientación, a la esterilidad espiritual y al alejamiento
eclesial.
Pedagógicas y educativas
La catequesis es educación de la fe. Todo proceso educativo implica exigenCias pedagógicas: acompañamiento, protagonismo
personal, colaboración, continuidad, claridad de objetivos, evaluación
continua, juego de estímulos, relaciones personales sólidas y adecuadas.
Hay que tener en cuenta todo ello en la buena catequesis, pues si
se pierde de vista la identidad de la educación de la fe se incurre en el
pragmatismo una veces y en la utopía mística en otras
ocasiones.
La catequesis exige lo mismo que requiere un proceso educador serio y eficaz.
Pero con la peculiaridad de que su perspectiva, contenido y metodología tienen
que ver con lo relativo a la fe, a la unión con Dios, al defensa del mensaje
divino, a la acogida de la gracia.
Psicológicas
Y algo parecido acontece con los criterios o dinamismos psicológicos. Hay que
tener en cuenta que el sujeto de la catequesis es una persona humana, con
cualidades y limitaciones, con dinamismos humanos y aspiraciones espirituales.
Sin una comprensión psicológica del sujeto catequizando no se podrá obrar
correctamente a la hora de educar la fe. La acción divina es misteriosa y original,
Pero dios no actúa al margen de las condiciones y conyunturas
terrenas.
Entender y atender lo que es la
inteligencia, la afectividad, la voluntad libre, la sociabilidad, la sensibilidad
ética o los dinamismos humanos de la espiritualidad tampoco facilita la buena
educación.
Sin entender cómo es el recipiente, lo que en él se deposite poca
riqueza significará, pues pronto quedaría evaporado si es que llega a tocar la superficie
del receptor.
Sociológicas
El hombre, incluso en su dimensión de creyente y de ser espiritual y libre, se
halla siempre condicionado por el entorno en el que nace, se desarrolla y convive.
Cultura y tradición, influencia familiar y referencias convivenciales,
experiencias del entorno y sistemas escolares, evasiones y trabajos
preferentes, le van dando una configuración propia y peculiar.
Es normal que se hable de leyes o criterios sociales a la hora de
explorar y entender sus procesos religiosos. Habremos de ser siempre sensible
al mundo y a la cultura para entender las actitudes y los juicios de valor en
todo lo que a Dios se refiere. Y poco se podrá hacer en catequesis si se
procede al margen de la realidad ambiental en la que el catequizando se mueve y
en la que va a discurrir su vida humana y cristiana.
Se puede pensar que en estas afirmaciones hay cierto determinismo sociologista. Pero la experiencia se encarga de demostrarlo
sin necesidad de especulación.
5. Referencias catequísticas
Las leyes de la catequesis llevan espontáneamente a juzgar la catequesis como
algo divino por el fondo y la intención y algo muy humano, excesivamente
humano, por las circunstancias y la realización.
Habremos de aceptarlo así y orientar la
educación cristiana para que el catequizando tenga como referencia el adulto y
maduro que llegará a ser y no el sujeto en camino que hoy se presenta: para que
descubra la madurez y la fecundidad, la proyección, como último destino de todo
creyente pleno y bien formado; para que viva de proyectos y objetivos, no de
acciones en el momento presente.
Son tres referencias que ayudan a entender lo
que de verdad es la formación religiosa, la catequesis.
1. Adulto como referencia
El proceso catequético corre el peligro de asociarse
naturalmente a la etapa infantil; al menos así se ha hecho frecuentemente. Pero
en los tiempos recientes se reclama la perfección supuesta del hombre maduro
como ideal y destino, y no la cuyuntural y
pasajera situación del que está adquiriendo formas.
Por lo tanto el diseño adulto, no el de niños o el del joven, es
el modelo básico de referencia para toda catequesis bien ordenada. Esto supone
que se debe aspirar a juicios equilibrados, a voluntad firma y libre, a
sentimientos equilibrados, a relaciones estables, a capacidad de dar a los
demás más que a esperar mucho de los otros. Dicen los Obispos españoles: "La catequesis de adultos es el proceso paradigmático
en el que los demás deben inspirarse" (Cat.
de la comunidad. N. 20)
Y en el Directorio General de Pastoral Catequética
se explícita: "La catequesis de
adultos ha de ir dirigida a hombres capaces de una adhesión responsable, debe
ser considerada como forma principal de catequesis a la que todas las demás,
ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan. Todo creyente tiene que
estarse continuamente formando y reformando. Nunca conocerá lo suficiente a
Cristo y a su Evangelio. Cada vez se debe sentir más llamado a vivir su fe con
más claridad. (Nº 237))
2. Catequesis y fecundidad
Por otra parte, la madurez del adulto implica por naturaleza la tendencia a la
fecundidad. El niño es receptor en exclusiva; el joven es receptor pero siente
los anuncios de la entrega; el adultos, si es maduro, tiende a la fecundidad.
Por eso la catequesis debe aspirar a que, al final del proceso de formación espiritual
de la persona, se llegue al estadio espiritual de la madurez cristiana. Ello
significa actitud donativa, deseo de hacer el bien,
capacidad de renuncia a sí, sentido apostólico, compromisos responsables, en
una palabra acción pastoral.
Acción pastoral es la que realizan los que, ya catequizados, están dispuestos a
comprometerse en obras de salvación y de servicio fraterno, que
Esas tareas reclaman la acción compartida de una Comunidad madura
y corresponsable, en donde cada uno aporta lo que es
capaz de dar. Sin acción compartida apenas si se puede hablar de fecundidad.
Ciertamente sí puede hablarse de actividad. La catequesis en
3. Cultivo de ideales
Los signos de la fecundidad de la fe se realizan en perspectivas
eclesiales, no en intereses individuales y pasajeros. Esos intereses
se realizan unas veces en el interior de la comunidad, para bien de sus
miembros y de forma familiar y cercana. Pero el mensaje cristiano tiene una
dimensión de universalidad, de estabilidad y trascendencia.
La buena catequesis no mira al presente y menos al pasado.
Aspira a crear un futuro mejor en cada uno de los catequizandos
y en la comunidad de todos los que aman a Jesús. Requiere claridad de ideas
para preparar a los catequizandos para que un día
ellos mismos puedan ser catequistas.
Esa acción y disposición precisa, como es normal, cierta
madurez humana en quienes han sido catequizados, es decir educados en la fe, y
se sienten llamados y también enviados para dar gratuitamente lo que ellos han
recibido. Para hacerlo de forma suficiente, abierta y profunda, no hay
que tener prisa. No es bueno quemar etapas, ya que la naturaleza humana, y
también el desarrollo de la fe, pide tiempo y condiciones.
Pero no hay que perder oportunidades, ya que la personalidad sólo
progresa y se desarrolla si oportunamente se va alimentando con experiencias y
compromisos claros y cautivadores.
Por una parte está el ideal de la buena catequesis: claridad
en la oferta del mensaje de Jesús y superación de las propias opiniones o
aficiones religiosas.
Por
otra parte se requiere la conciencia de mediación. Sólo en cuanto se siente
mediador, el catequista puede formarse como responsable mensajero de la verdad.
Si busca la acción catequística con actitud dominadora, su labor se atrofia
inmediatamente. Se busca a sí mismo, no la verdad.
La humildad pedagógica y la sencillez en las relaciones, la
cordialidad y la responsabilidad de que quien lleva entre manos una tarea
hermosa y valiosa, es la otra dimensión. Si el catequista se siente mediador
entre Dios y los hombres, debe mostrarse dependiente. Es un ministro de la luz
no productor de resplandores. El que hace la obra espiritual sólo es Dios. El
catequista pone los soportes humanos para que Dios actúe.
Por eso la catequesis sincera y correcta, jamás puede fracasar.
Aunque los resultados aparentemente no sean los esperados, la acción misteriosa
de Dios late en las acciones exteriores que se hacen siguiendo los dictados de
su voluntad. El catequista se descubre entonces como lo que realmente es:
mensajero, no propietario, del misterio de Dios. Entonces entiende por que
Jesús le dice: "Os he destinado para
que deis fruto y vuestro fruto permanezca para siempre" (Jn. 6. 71) Se siente "elegido por El" (también Lc.
17-10; Jn. 8. 45). Y actúa como Pablo con total
desinterés: "Ni el que siembra ni el
que siega es nadie.
TEMAS DE REFLEXION PARA CATEQUISTAS
Entre las definiciones de de catequesis hay cuestiones que interpelan la
conciencia del catequista. Hay que construir5 la propia definición, para
ajustar a ella la propia tarea de educador del a fe.
¿Qué
definición de las aludidas es la que más me agrada en lo intelectual?
¿Cuál de ellas define mejor
lo que veo hacer en mi entorno?
¿Cuál de las recogidas aquí
se ajunta más alo que hago y a lo que quiero hacer?
Un
vocabulario básico viene bien recordar
Fe. Es un don de Dios, una virtud
sobrenatural, una adhesión a Cristo y al misterio que Crist5o revela y que el
Padre le confía entregar a los hombres para su salvación
Misterio.
Es la verdad religiosa que sólo se conoce por comunicación divina, a lo cual se
llama revelación, y que queda en
Catequética.
Es la ciencia teológica o rama de la teología que trata de cómo se debe
educar alcristiano para que descubra el misterio divino
y vive en conformidad con sus exigencias
Catequeta Es el teólogo que se entrega de lleno a
estudiar la acción catequistaca y las exigenias de la catequética
Mensaje
Es verdad revelada por Dios que debe
ser comunicada a todos los hombres para que con su aceptación se preparan para
la vida eterna a la que Dios llama a todos los hombres
Doctrina
cristiana. Es el misterio cristiano
en cuanto se encierra en una forma de expresión cultural y social y que
Cultura
cristiana. Es la forma de entender la vida y de explicar lo que rodea al
hombre de modo que todos los principios y las aplicaciones se acomoden a las
exigencias del Evangelio.
Ideal
catequístico Es el deseo o el afan, intelectual y práctico, que se proponen quienes
ajustan su pensamiento y su comportamiento a las exigencias de ese Evangelio
Los Catequistas no son maestros o docentes escolares ni son
predicadores. Su acción no es “transmisión de cultura religiosa” ni es mera
exhortación moral, espiritual o evangelizadora.
CUESTIONES
PARA PLANTEARNOS
La acción del Catequista le lleva a dar a conocer el Evangelio a sus catequizandos para que acomoden su forma de pensar y de
vivir a sus exigencias. Si su personalidad y su acción es
tan original, ello le compromete a actuar con cierta originalidad, en la cual
debe pensar con frecuencia
Preguntas como estas tienen que
hacerse con frecuencia
- ¿Cómo es mi actuación en la catequesis? ¿Teórica, práctica,
individualista, solidaria, ejemplarizante o sólo expositiva?
- ¿Me siento como un profesor de religión sólo o como un modelo de
vida, ante aquellos que siguen mis enseñanzas y son testigos de mi forma de
vivir?
¿ Comprendo
que puedo hacerme muchas preguntas, pero nunca puedo olvidarme de lo que es el
mensaje que Cristo mandó a sus apóstoles llevar a todo el mundo?
- en cuando el mensaje
viene de Jesús ...
- en cuanto a la vida del mensaje se
centra en el amor ...
- en cuanto el amor al prójimo es
esencial?
- ¿Por qué soy mensajero del amor?...
- ¿Cuáles son la motivaciones que me mueven en la catequesis...?
- ¿Cuál es lo que noto más en falta
en mí para ser verdadero mewnsajero del amor?
- ¿Cómo debo comportarme con
los que no me aman, si quiero vivir el evangelio? ¿Qué son para mí los
desconocidos?
¿Diferencia amor de simpatía en mi relación
con los catequinzandos?
A veces nuestra reflexión
puede realizarse en grupo. Nos debemos preguntar en esos momentos de reflexión
compartida.
1. ¿Qué podemos hacer para que el Evangelio sea más conocido, vivido y
apreciado?.. ¿Qué nos falta y que tenemos de más hermoso en nuestra tarea de
grupo?
HOJA DE PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Se presenta en una hoja
escrita en cada encuentro
1. ¿Puedes diferenciar con cierta claridad lo que es Catequesis, enseñanza religiosa y educación de la fe? |
2. ¿Serías capaz de hacer una definición personal de lo que es
catequesis, fijándote en las definiciones que se te ponen en
el tema y se comentan? |
3. ¿Qué diferencia hay entre “acto”
y “proceso” de catequesis? ¿Podrías decir los rasgos de cada concepto? |
Tus opiniones sobre el tema (Puedes escribir en el dorso)